viernes, noviembre 22

Activos los pimpineros en Maracaibo: Cobran el litro de gasolina en $ 1

Después de varios meses de «tranquilidad» en referencia al surtido de combustible en la capital zuliana, desde hace más de 10 días conseguir el hidrocarburo se volvió a complicar. Para este fin de semana la crisis se agudizó, y las largas colas en las estaciones de servicio evidencian que existe nuevamente una falla.

Los marabinos vuelven «a la pesadilla» con la que venían cargando desde hace dos años, y que durante este 2022 se vio aliviada. Ahora desde este sábado los denominados pimpineros regresaron a las calles a comercializar la gasolina a 50 centavos de dólar más que en las bombas dolarizadas es decir, en un dólar por litro. Por un envase de cinco litros pagan cinco dólares quienes recurren a los vendedores ilegales para librarse de las colas.

En la prolongación C-2, en Ciudad Lossada y en la entrada del barrio Brisas del Norte ya las pimpinas reposan en las aceras mientras que las «mariposas» mueven sus manos indicando que sí tienen gasolina, así lo constató Foco Informativo en un recorrido.

«Ahorita estamos vendiendo la propia gasolina venezolana. De Maicao todavía no ha entrado», aseguró uno de los vendedores a este medio de comunicación.

Comentó que ya le llegan a comercializar «los puntos de gasolina». «Compramos a 20 dólares y vendemos en 25», explicó.

Colas en las estaciones

En las estaciones de servicio de Maracaibo las colas se empezaron a hacer hasta para amanecer. En las avenidas principales se visualizan los vehículos con sus conductores adentro esperando ser marcados y lograr surtir al siguiente día.

Aunque no hay pico y placa el surtido es por orden de llegada. Están marcando 280 carros diarios en función a las gandolas de combustible que lleguen a la estación.

«Vivir esto nuevamente en diciembre es una pesadilla», comentó  una hombre de unos 50 años que se encontraba en la cola de la bomba de San Jacinto que prefirió no identificarse.

Información oficial de las posibles razones del regreso de las colas a las estaciones de servicio.

Texto y fotos: María Gabriela Villalobos